sábado, 20 de junio de 2015

-¿Y qué pasó?

-Yo tuve la culpa. Por lo general, no suelo ser sincera a la primera de cambio. Mentí. Como lo hacemos todos, después de eso me perdí a mí misma e intenté explicar con palabras lo que mis actos habían echado por tierra, no sirvió de nada. Él era fiel a sus principios, aun cuando hasta ocultaba detalles obvios a su propio padre.

-¿Por qué evitaste decir la verdad?

-Supongo que era la salida más fácil. Pero después de un tiempo llegué a la conclusión de que si no había sido sincera era porque la persona de la que creía haberme enamorado, no era realmente para mí. Él fue el primero al que le dije esas palabras, creyendo sentirlas, pero en realidad no era así. Tú eres, en cambio, la primera persona con la que no me ha hecho falta mentir, porque no temo. Siento que no debo ocultarme y que te mereces saberlo todo. El día en que te mienta será porque estaré huyendo de ti.

-No sé si sentirme un privilegiado o sentir miedo. Me gusta saber tu verdad y me gusta saber quién eres.  Pero me da miedo saber que huyes constantemente y utilizas la mentira para vivir.


-Eres la primera persona de este mundo que sabe quién soy realmente. Hasta hace un tiempo creí que no iba a encontrarte nunca y de repente nos topamos aquel día, quizá porque el mundo es redondo, o  porque sencillamente tenía que suceder. Sé que es un sentimiento pasajero pero, ¿cuánto tiempo dura el dolor en el pecho? No soporto la sensación de tener la garganta seca, la tristeza que se lleva por dentro cuando ni siquiera ha ocurrido aún nada por lo cual sentir absolutamente nada.

Necesito el clavo que apartará aquello que se ha clavado como un puñal en mi cuerpo y que no quiere salir por más que lo intente. Espero el momento en el que pueda ser totalmente sincera, el día en el que te mire a los ojos y todo vaya bien, sin dramas, porque no tendré que ocultar ni un segundo quién soy, porque sabré que no es necesario. He llegado a la conclusión de que si te mentí fue porque no estaba lista para ser totalmente yo misma. Me engañaba creyendo que sería más fácil pasar por frágil y ocultando mis defectos. Pero es mucho más simple, si me ocultaba era porque probablemente no seas la persona adecuada, pero fastidia, en este momento sí creo que lo seas y me gustaría ser optimista al pensar que lo que estoy sintiendo es otra mentira de las mías. Es ahora cuando detesto la obsesión del ser humano por intentar buscar una realidad más lejana de la que vivimos. Se hace difícil olvidarte cuando le miro a cada segundo, le busco a cada minuto y siento un terrible dolor cuando le veo.