Tal vez no quieras que esta melodía
Te susurre el alma y te lleve al recuerdo
Tal vez auque no estemos juntos
Sentirás el aire que viene por ti
Quizás no quieras que la cobardía
De tu corazón no cure mi silencio
Tal vez nunca te has detenido
A reemplazar tu orgullo por mi amanecer
Tal vez soy yo el que se equivoca
Cuando pienso que has cambiado
Y me provocan mis ganas de verte, mi melancolía
No me han avisado que esto se termina
No se me hace fácil olvidar
Déjame besarte una vez más
Regresar de noche convertido en sueño
No es tan fácil, desprenderme de tu corazón
No es tan simple desafiarte amor
Y tenerte atada a algún motivo
Ser la sombra en tu camino
Tal vez no quieras que esta melodía
Te susurre el alma y te lleve al recuerdo
Tal vez podrás cambiar mi piel
Por otra que no tiene nada que decir
Tal vez soy yo el que se equivoca
Cuando pienso que has cambiado
Y me provocan mis ganas de verte, mi melancolía
No me han avisado que esto se termina
No se me hace fácil olvidar
Déjame besarte una vez más
Regresar de noche convertido en sueño
No es tan fácil, desprenderme de tu corazón
No es tan simple desafiarte amor
Y tenerte atada a algún motivo
Ser la sombra
No se me hace fácil olvidar
Déjame besarte una vez más
Regresar de noche convertido en sueño
No es tan fácil, desprenderme de tu corazón
No es tan simple desafiarte amor
Y tenerte atada a algún motivo
Ser la sombra
Tal vez no quieras que esta melodía
Te susurre el alma y te lleve al recuerdo
Tal vez auque no estemos juntos
Sentirás el aire
martes, 29 de marzo de 2016
lunes, 28 de marzo de 2016
Decirte "te quiero" con palabras sería inútil, espero que los entiendas cada vez que te miro, y me limito a no decirte nada. Y es que, nunca es el mensaje, lo importante para influya siempre, es la boca de donde sale.
Debato con la noche todas las mañanas, desde que te perdí una tarde, sobre si lo que más me gustaba de ti era tenerte encima o debajo, sabiendo que daba igual, mientras estuvieras más dentro que fuera de mi vida. Me busco la ruina todas las noches. Se rompen antes los sentimientos que las personas, por eso a veces sonreímos por fuera aunque estemos hechos polvo por dentro. Y yo te quise desde el primer momento en que me hiciste sonreír. Me da miedo la gente que es capaz de hacerte feliz, porque eso les otorga la capacidad de hacerte doblemente triste en el momento que se vayan, porque siempre se van, siempre se irán.
Siempre valoré más un "te necesito" que un "te quiero". Por eso no me la juego por quien no demuestra lo primero y ambos nos demostramos cuánto nos necesitábamos. Porque supiste ser calma en medio de mi caos, por eso tú. ¿Cómo he sido capaz de guardar en mis manos todas las ganas de tocarte, cuando jamás terminaría de tocarte? ¿Cómo cabe en mi boca un adiós, si no es capaz de dar el último beso para despedirse? ¿Cómo se despide una persona que lo único que quiere es quedarse? ¿Cómo se puede detener el miedo al futuro sin ser capaz de superar el miedo a que el presente se rompa? Se me descompone el tiempo cuando te beso, cuando reímos, cuando estamos, se me parten las horas y pasan como minutos. Mi tiempo no es oro, mi tiempo son los ratos que soy feliz contigo, que valen mucho más que algo que se pesa y monetiza. La gente habla para llenar el silencio, pero tú y yo podríamos estar toda una eternidad callados sin sentir que nada estuviese vacío, porque sé que conmigo te sientes completo y en calma.
Te aseguro que el recuerdo jamás será el mejor sitio en el que puedas estar conmigo, pero tú te lo pierdes. Echo de menos aquello que ni tuvimos valor a intentar. Pero jamás te lo he dicho porque sé que alguien que no se esfuerza en estar, mucho menos lo hará en volver.
Debato con la noche todas las mañanas, desde que te perdí una tarde, sobre si lo que más me gustaba de ti era tenerte encima o debajo, sabiendo que daba igual, mientras estuvieras más dentro que fuera de mi vida. Me busco la ruina todas las noches. Se rompen antes los sentimientos que las personas, por eso a veces sonreímos por fuera aunque estemos hechos polvo por dentro. Y yo te quise desde el primer momento en que me hiciste sonreír. Me da miedo la gente que es capaz de hacerte feliz, porque eso les otorga la capacidad de hacerte doblemente triste en el momento que se vayan, porque siempre se van, siempre se irán.
Siempre valoré más un "te necesito" que un "te quiero". Por eso no me la juego por quien no demuestra lo primero y ambos nos demostramos cuánto nos necesitábamos. Porque supiste ser calma en medio de mi caos, por eso tú. ¿Cómo he sido capaz de guardar en mis manos todas las ganas de tocarte, cuando jamás terminaría de tocarte? ¿Cómo cabe en mi boca un adiós, si no es capaz de dar el último beso para despedirse? ¿Cómo se despide una persona que lo único que quiere es quedarse? ¿Cómo se puede detener el miedo al futuro sin ser capaz de superar el miedo a que el presente se rompa? Se me descompone el tiempo cuando te beso, cuando reímos, cuando estamos, se me parten las horas y pasan como minutos. Mi tiempo no es oro, mi tiempo son los ratos que soy feliz contigo, que valen mucho más que algo que se pesa y monetiza. La gente habla para llenar el silencio, pero tú y yo podríamos estar toda una eternidad callados sin sentir que nada estuviese vacío, porque sé que conmigo te sientes completo y en calma.
Te aseguro que el recuerdo jamás será el mejor sitio en el que puedas estar conmigo, pero tú te lo pierdes. Echo de menos aquello que ni tuvimos valor a intentar. Pero jamás te lo he dicho porque sé que alguien que no se esfuerza en estar, mucho menos lo hará en volver.
Hacer el amor en medio de la tristeza y pretender que no haya heridos. Cargar con los daños como si la piedra de Sísifo se tratara y cuestionarme cuántas vidas más he de perder hasta ser lo suficientemente valiente para reconocer que la única que deseo es contigo.
Te he escrito una carta que no leerás nunca. La verdad es que el insomnio es mucho más duro sabiendo que estás lejos y desconociendo cuando volveré a verte. Las noches se vuelven infinitas y me las paso buscando las palabras adecuadas que posiblemente jamás escucharás. He vuelto a tener aquellas pesadillas que me prometí no contarte nunca.
Te juro que estoy aprendiendo a quererte bien.
Me gustas porque a pesar de estar sin vernos meses parece que no haya pasado ni un día, ni un kilómetro entre nosotros. Me gustas porque te he sentido hacerte pequeñito y frágil en un abrazo, en mi abrazo, sé que te dejé huella porque confesé que el espacio entre tu cuello y tu hombro era mi lugar favorito en el mundo. Me gustas porque conmigo vives, sientes, ríes, porque ambos sabemos que somos hogar.
Hace prácticamente un año que apareciste en mi vida, no me había dado cuenta hasta ahora que intentar aplastar lo que se siento por ti y lo feliz que me haces, es una canallada contra mí. Eres más bonito cuando vuelas sin barreras nítidas entre la amistad, el amor, el deseo o la admiración. La vida es preciosa teniéndote dentro de la mía.
En muchos casos lucharía por ti, por nosotros, lucharía por ser lo des siempre haciendo lo de siempre, pero creo que ya es tarde, porque joder, siempre es tarde si nos preguntamos si lo es, y yo ya me canso de luchar por alguien que no es capaz de abrir los ojos.
Soy yo, otra vez, te escribo de nuevo, otra vez. Te escribo solo para decirte que no te imaginas lo que pesan las alas cuando nadie te las hace batir. Llevo una semana sin volar, y todo es caída, no sé si todo este dolor es tocar fondo, o simplemente acaba de empezar.
Tengo el cuerpo lleno de temblores, que no escalofríos, llenos del pánico que puede crear una persona al irse sin amenazas de volver. Hace frío en esta página y no consigo pasar a la siguiente, no puedo cambiar de página, no puedo cambiarte por otra.
Te echo de menos, no, te echo mucho de menos, y no hablo de extrañarte en mi cama, en la gran parte de mis risas o en la totalidad de aquellas placenteras caricias, tus caricias. Te hablo de que faltas en mi vida, en mi aliento, en cada latido. ¿De qué sirven los pulmones cuando no tienes aire para respirar? Te has llevado mi aliento, cada latido.
Te he escrito una carta que no leerás nunca. La verdad es que el insomnio es mucho más duro sabiendo que estás lejos y desconociendo cuando volveré a verte. Las noches se vuelven infinitas y me las paso buscando las palabras adecuadas que posiblemente jamás escucharás. He vuelto a tener aquellas pesadillas que me prometí no contarte nunca.
Te juro que estoy aprendiendo a quererte bien.
Me gustas porque a pesar de estar sin vernos meses parece que no haya pasado ni un día, ni un kilómetro entre nosotros. Me gustas porque te he sentido hacerte pequeñito y frágil en un abrazo, en mi abrazo, sé que te dejé huella porque confesé que el espacio entre tu cuello y tu hombro era mi lugar favorito en el mundo. Me gustas porque conmigo vives, sientes, ríes, porque ambos sabemos que somos hogar.
Hace prácticamente un año que apareciste en mi vida, no me había dado cuenta hasta ahora que intentar aplastar lo que se siento por ti y lo feliz que me haces, es una canallada contra mí. Eres más bonito cuando vuelas sin barreras nítidas entre la amistad, el amor, el deseo o la admiración. La vida es preciosa teniéndote dentro de la mía.
En muchos casos lucharía por ti, por nosotros, lucharía por ser lo des siempre haciendo lo de siempre, pero creo que ya es tarde, porque joder, siempre es tarde si nos preguntamos si lo es, y yo ya me canso de luchar por alguien que no es capaz de abrir los ojos.
Soy yo, otra vez, te escribo de nuevo, otra vez. Te escribo solo para decirte que no te imaginas lo que pesan las alas cuando nadie te las hace batir. Llevo una semana sin volar, y todo es caída, no sé si todo este dolor es tocar fondo, o simplemente acaba de empezar.
Tengo el cuerpo lleno de temblores, que no escalofríos, llenos del pánico que puede crear una persona al irse sin amenazas de volver. Hace frío en esta página y no consigo pasar a la siguiente, no puedo cambiar de página, no puedo cambiarte por otra.
Te echo de menos, no, te echo mucho de menos, y no hablo de extrañarte en mi cama, en la gran parte de mis risas o en la totalidad de aquellas placenteras caricias, tus caricias. Te hablo de que faltas en mi vida, en mi aliento, en cada latido. ¿De qué sirven los pulmones cuando no tienes aire para respirar? Te has llevado mi aliento, cada latido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)