sábado, 5 de septiembre de 2015

Te echo de menos

Hola enano, ¿puedo contarte algo? Te echo de menos, tanto, que me duele. En el estómago, en el pecho, en la cabeza. Hay algo que me oprime y no me deja respirar cuando pienso que te alejas, te marchas y que no habrá más de ti en mi vida.

Te echo de menos, a ti. Echo de menos a tu risa, tu sonrisa. Echo de menos acariciar tu pelo, y esa barba, uf, esa barba. Echo de menos perderme mirando en tus ojos, sinceros, y echo de menos la forma en que estos ven el mundo.Porque mirar es una cosa, pero que me mires tú, es otro verbo diferente.Echo de menos escucharte, a ti y a tu filosofía de vida, tu determinación y entereza, tu personalidad, muy diferentes de cuantas he conocido hasta hoy. Echo de menos tus manos...tus besos: en mi frente, en mis labios. Aquel abrazo en aquel banco. Echo de menos tu cariño, tu dulzura, tu paciencia. Echo de menos llamarte enano, aun sabiendo lo grande que eres. Echo de menos tu olor, el de tu perfume, el de tu piel, una droga de la que no quiero desintoxicarme. Necesito tu olor. Quiero dormir (si, ya, solo dormir, quién se cree eso) contigo. Necesito darte tu conflicto de intereses, o sexo del bueno, del que te mereces. Pasar la noche contigo, pero en Groenlandia, que dura seis meses. Echo de menos acariciarte, besarte en el cuello.

Echo de menos, incluso, tus imbecilidades, tus burradas, tus salidas de tono, tu chulería, que me piques, picarte, tus ganas de más, siempre más. Hecho de menos hasta las fotos. Hecho de menos, incluso, lo que no pasó.

¿Pero sabes qué es lo único que no echo de menos de ti? Mis ganas de tenerte cerca, de comerte entero, oh no, esas ganas nunca se han ido, nunca han desaparecido, y lo que es peor, incrementan día a día. Mis ganas de luchar por darte lo mejor de mí,  mis ganas por sorprenderte con detalles que sé que te sacarán una sonrisa, mis ganas de luchar por ti y demostrarte que sigo aquí, y que seguiré aquí, que valgo la pena, demostrarte que puedes tener la certeza de que en mi puedes confiar, para todo. Eres mi mayor vicio, porque nunca una boca me hizo querer volver infinidad de veces a por un beso. Y, sobretodo, tampoco hecho de menos las ganas de hacerlo contigo (una y otra vez), de que me lo hagas, joder, eso sí que me mata, de ganas.

Cómo no me vas a gustar, si solo tú, has conseguido que me guste a mí misma. Solo tú consigues que quiera ser un poquito mejor conmigo misma y solo tú consigues que me sienta completamente libre, que me sienta bien. Solo tú consigues que sea tan valiente como para no tener miedo de escribir estas palabras, consigues que no tenga miedo de ser completamente sincera con alguien. No te puedo prometer ser lo mejor que te ha pasado; pero créeme cuando te digo que me encantaría jugarme lo que sea, por intentarlo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario